La primera bronca ha sido con el niñato del cheking: a saber, nos hemos acercado a la mesa donde dormitaban tres chicas, y a él le ha faltado tiempo para acercarse a nosotras en el momento en que nos ha visto venir con los maletones. Lo he calado. Antes de tener tiempo de decir buenos días, él ya se ha soltado (y eran las 4 de la mañana) " sabéis que el máximo son 20 kilos?" lo he mirado a los ojos luchando com mi yo más básico para espetarle, "Ah ¿sí? ¡No lo sabía! Suerte que estás tu aquí para iluminarnos, encargado de los pesos y medidas exactas de Air Brussels, qué haría la compañía sin ti? Pero me he mordido la lengua, ya que aún resuenan los consejos que me autoimpongo: ¿qué quieres conseguir? ¿cuál es tu objetivo? Conseguir embarcar las maletas gratis o lo más baratas posibles, así que calla, no lo mires a los ojos con esta mirada tuya de desprecio atroz, tan ensayada y tan conseguida, sonríe mirando a las chicas, y suelta una lagrimita, tu sabes. La primera maleta superaba ya en 5 quilos lo establecido, y la segunda doblaba a la primera... diosss, la cosa quedó en 10 quilos, cien eurillos, podría haber sido peor.
La segunda fue con el tipo del parking que me paró para decirme que conducía con exceso de velocidad dentro del parking, y podría hacer daño a alguien. Como no tengo objetivos con el tipejo, que me importa una mierda, y además eran las 7 de la mañana y no había ni dios en el parking del barrio donde vivo, o sea, nadie a quien atropellar, o dañar, nadie en un barrio donde no viven trabajadores precisamente, y está todo lleno de artistas y yo soy la primera en pisar las calles, paré el motor, salí del coche, me planté con las piernas firmes y abiertas, brazos en jarra, a éste sí que le miré a la cara y le dije, qué pasa tío, qué pasa, que ahora eres un puto pasmo con radar. Haciendo amigos. Lo que dice mi madre es que con lo mona que soy, y lo bien que me visto y eso, cómo puedo tener una boca tan sucia. Sucia dice. Si supiera lo que me pasa por la cabeza, vería que está mucho más sucia. El parkinero dudó un segundo en arrearme una hostia, o bajar la cabeza. Optó por decir que su obligación, bla, bla, bla. Yo hubiese seguido eternamente, soy una experta de los cabreos y los pollos, pero me dije, y a ti que más te da. Y entré en el coche, dando un portazo, lo que creo que fue mucho peor, este tio me va a odiar por el resto de su vida, dios.
Lunes, empiezo bien la semana, en fin.
