divendres, 30 de gener del 2009

Com que vaig en moto, feia segles que no practicava l'activitat més apassionant, excitant i divertida que he fet a la meva vida: sentir una conversa entre dos persones, dues dones, asseguda a prop d'elles a l'autobús, conversa que sol començar amb un "no li diguis a ningú", "te puedo comentar algo que no querría que se supiera", "em promets que no sortirà d'aquí", "entre tu y yo..." osti, de poc tinc un orgasme. Amb un llibre a les mans, m'acosto endavant o endarrere i mentre faig veure que llegeixo escolto de la forma més fascinant que et pots imaginar. Sentir una conversa "si quieres que te diga mi opinión sobre Carla, me tienes que prometer que no saldrá de aquí" d'esquena, mentre dues dones parlen, "que voy a hacer yo, total, es mi hermana, y al final, ella sabrá como educa a sus hijos, que no son los míos, pero entre tú y yo..." uaua! La gran explosió orgàsmica es endevinar com són les dues dones que xiuxiuejen i em fan acostar-m'hi sense separar els ulls de la pàgina on no llegeixo res, i escolto "que vols que et digui, la Carla, ja saps, la nena de la meva cosina, sembla una dona, i el Pere..." " és el cunyat de la Dori", "Sí, la Dori aquella que treballava al Central Hispano, sí la seva germana es va casar amb el..." "No dona, aquest va ser el segón matrimoni...". Elles s'aixequen amb un remor d'abircs i bolsos que es recoloquen al braç, tintinegen les pulseres, una s'espolsa la cabellera, un flaire de perfum "agafa't fort, dona que cauràs..." l'autobús que arriba a la parada i elles baixen, deixant-me a mi, exhausta, ansiosa, amb el cap ple d'històries, "Una vegada la Dori que treballava al Central Hispano es va enamorar del Pere, que va resultar que era el nòvio secret de la seva germana..."

divendres, 9 de gener del 2009

En mayo cumplí los 40. Bella celebración. Después de una larga noche de vino y rosas, una amiga me regaló una sesión con una asesora de imagen. Pues eso, a la mañana siguiente, mi amiga me recogió con un todo terreno y pusimos rumbo, ojerosas y resacosas, a un despacho blanco, limpio, tranquilo ante una chica, guapa, perfecta, dulce y comprensiva. Y yo tomé nota, vaya si la tomé y me quedó una frase grabada: "ninguna mujer que pase de los 30 puede salir de casa sin darse, al menos, una ligera capa de maquillaje". Lo apunté todo, todo: antes de maquillar, limpiar e hidratar. Después capa de maquillaje ligera, colorete, después una pasta en los labios (que resultó ser la pasta que me pongo en los labios cuando trato de esquiar), floss (o algo así), raya, rimmel (completamente distinto a la máscara de pestaas, a saber), sombra de ojos, y creo que nada más. Mi naturaleza que no es nada sabia lucha constantemente contra esta sentencia. Mi tendencia es salir a la calle como la queli, total, si solo voy a currar, y no voy a salir, ni tengo citas, ni me va a ver nadie más que mis colegas, y total, que puedo ir sin depilar, ni peinar, en chandal o en pijama... Dispuesta a luchar contra mi naturaleza me fui a una tienda de belleza y pregunté por el floss (ya verás tú, esta no sabrá ni de lo que le hablo, y pensará que soy una entendida...) y claro ella me enseñó un mueble donde habían unos doscientos floss de estos, a escoger. En fin. Salí cargada de rimmel, lápices negros y blancos (que quedan inn cuando sales por la noche), máscaras de pestañas, y yo que sé qué más. No compré la crema de los labios ya que ya tenía en mi casa ni de barra de labios, los míos son realmente patéticos y aún lo son más cuando intento pintarlos.
En fin, que han pasado los meses y estoy esperando a mi hijo que baje del autocar, con mi chandal, guantes y mi gorro agujerado, llueve y hace un frío que pela, y me propongo, a partir de mañana, no salir, nunca, jamás, de casa sin un ligero toque de maquillaje suave. Sospecho que cada vez más, me parezco a mi madre.

dijous, 8 de gener del 2009

Comencem amb l'any

Hace años escribí y publiqué algunos cuentos. Los corregí, los pulí y los envié a una editorial. Me llamaron y me ofrecieron publicarlos. Y no lo hice.

Prefiero estar cerca de los libros, de la literatura, pero no expuesta a ellos. Lo único que añoro de mis cuentos eran mi capacidad creativa que al pasar los años parece dormida. Añoro la sensación que tenía de estar en un mundo propio, donde todo parecía formar parte de una historia, todo podía servir para un final o un inicio. Una conversación en el autobús, una noticia, o la visión de una mujer tendiendo la ropa. Los cuentos también me servían para escapar de la rutina, pensar en cosas interesantes, desfogarme, injuriar o insultar o reírme de alguien (de mi principalmente). Me permitían desarrollar mi visión del mundo sin parecer rara. Muchas ventajas. El blog me va a permitir de nuevo todo ésto. Al menos, eso espero. Patricia, bienvenida al nuevo mundo de las historias.